¿Seguir las reglas?

Desde pequeños nos han enseñado a seguir las reglas, ya que así construimos una buena sociedad… Pero ¿hay momentos en los que las podemos romper? En la vida hay situaciones, ya sea diariamente, en una empresa, etc., que nos arrinconan a romperlas por un bien; por ejemplo, a Camila sus papas le enseñaron que para cruzar la pista debe esperar que el semáforo de los carros esté en rojo; sin embargo, una mañana a punto de ser atropellada, ahí viene el problema. ¿Qué hará Camila en esta situación? ¿Seguir las reglas como le han enseñado o romperlas para salvar una vida?

Se piensa que hay momentos en los que se justifica romper una regla. Estas han sido creadas para el bienestar de la sociedad, pero cuando atentan contra la persona humana, entonces no estamos obligados a cumplirlas.

En primer lugar, las reglas han sido creadas por personas como nosotros. A pesar de tener buenas intenciones, son seres humanos, A pesar de tener buenas intenciones, son seres humanos, y por ende, pueden cometer errores. Por esta razón, a veces es mejor ir contra la corriente y desobedecer las normas por un buen fin. No debemos tener miedo ni vergüenza de hacer lo que creemos correcto o de hacer escuchar nuestra opinión, ya que de vez en cuando rebelarnos por un buen objetivo puede llevarnos a nosotros y a las personas de nuestro entorno a tener una mejor convivencia.

 

Un segundo argumento en contra de seguir siempre las reglas sería que el seguir lo que creemos correcto en vez de obedecer por obedecer nos traerá calma interior y paz con nosotros mismos. Si decidimos obedecer las normas sin importar si son buenas o malas, le estaríamos haciendo un daño a la sociedad en que vivimos.

 

Finalmente, podemos afirmar que el seguir las reglas o normas no siempre está bien, ya que estas están hecas por personas, que pueden errar como cualquier ser humano. Asimismo, el rebelarnos con un buen fin nos dará satisfacción.

 

               

                                                                            

                                                                              Valeria Montoya y Nevenka Vallejo.