Era un soleado viernes de diciembre. Se sentían las ansias del verano en el aire, era la última hora de clases y el colegio estaba silencioso. Sonó el timbre, todos salieron corriendo, armando un gran alboroto. Lo primero que hizo Carla al salir del salón, fue buscar a Brenda, su mejor amiga.Paseó su mirada entre el gentío y pudo reconocer al instante la colorida y llamativa mochila de Brenda. Se dirigió rápidamente hacia ella y la jaló a un lado.
Ya apartadas de toda la gente, comenzaron a hablar sobre sus planes de la noche. Era la primera ves que Carla se iba a escapar de su casa, mas no era la primera vez de Brenda. Camino a casa, Carla le seguía dando vueltas al asunto. Por un momento vaciló y pensó en quedarse en casa estudiando, como lo hacía normalmente. Pero la idea de su primera fiesta clandestina la cautivó por completo.
En su casa, seguía nerviosa pensando acerca del "crimen" que iba a cometer. Miró el reloj y ya eran las siete y media, debía actuar ya. Rápidamente, se vistió para la fiesta, se puso una bata encima y se metió a su cama. Llamó a su mamá y le dijo que estaba enferma. Ella le dijo que descansara y se fue, cerrando la puerta tras de ella. Carla esperó cinco minutos, los cuales se le hicieron eternos. Luego de comprobar que su madre ya no estaba cerca, sin hacer ruido alguno, caminó hacia la ventana. Una vez frente a ella, la abrió y escapó.
Al salir de casa sin permiso, se sintió preocupada. Sintió una angustia que nunca antes había experimentado. Pero esta se fue apenas vio a Brenda en el parque, con una sonrisa en el rostro. Ella llevaba un vestido azul muy atrevido, pero a Carla pareció importarle más la mochila que Brenda llevaba colgada al hombro.
Al ver a Carla, Brenda no pudo creer que se tratase de su mejor amiga. Estaba usando uno de los vestidos que le había prestado y sin duda se veía espectacular.Carla le pidió recomendaciones para encajar en la fiesta. Brenda tan solo sacó incontables "sets" de maquillaje y comenzó a arreglar a Carla. La maquilló como si se tratara de una supermodelo en un concurso mundial de belleza. Una vez maquillada, las dos amigas se dirigieron a la avenida a tomar un taxi.
Brenda parecía una experta en le tema, paró un taxi negro, grande y con un conductor joven. Se subieron de inmediato, sin siquiera preguntar cuánto les iba a cobrar. Con el corazón en la garganta, Carla respiró hondo y puso su mejor sonrisa a la par que el auto empezaba a avanzar.
Llegaron a un local grande y aislado. Brenda le pagó al conductor y ambas bajaron. Brenda le entregó los DNI falsos al guardia y entraron a la fiesta. Apenas entraron, fueron directamente al bar. Mientras Carla pedía agua, un apuesto chico le ofreció un trago. Como no tenía experiencia, se sonrojó y aceptó. Pasaron los minutos y se comenzó a sentir mareada. Carla intentó decirle al muchacho que no le diera mas alcohol, pero él la sacó a bailar.
Ya era tarde y Brenda buscó a Carla para volver a casa. Al encontrarla, esta se negó a volver y le dijo que se iría luego. Brenda no tuvo más opción que dejarla y se fue, dejándola sola con el galán.
Eran las siete y media de la mañana y el sol radiante entraba por la ventana. Carla despertó con un horrible dolor de cabeza y un horroroso aliento. Se sentó en su cama y todo su cuarto se movía al rededor suyo. Se fue al baño a lavarse la cara y cepillarse los dientes. Luego, se echó en su cama a esperar a que su mamá se levantara, mientras intentaba recordar cómo había llegado a casa.
ESTA HISTORIA CONTINUARÁ...
Por: Gabriela Galantini y Ariana Chávez