El consumo de tabaco en menores

 

El consumo de tabaco es uno de los mayores problemas sanitarios de nuestro entorno, sobre todo en los jóvenes de nuestra edad. Se estima que casi 4000 menores de 18 años prueban su primer cigarrillo a esta edad y otros mil se convierten en fumadores habituales. Además, los adolescentes caen fácilmente en la tentación de consumir tabaco, ya que normalmente son influenciados por programas de televisión, películas, internet, publicidad y las personas de su alrededor. El problema se agrava pues normalmente no están conscientes de su salud futura.

Las causas más comunes son que los adolescentes se relajan al fumar, segundo por la presión de sus compañeros.  Por otro lado, están las adicciones y razones biológicas, es decir, que si sus padres son fumadores, ellos tienen más probabilidades de serlo.  Además, hay de los que lo hacen por diversión o moda.

Las consecuencias son muchas.  Primero, episodios de tos, dolores de cabeza o jaquecas, mayor elaboración de mucosidad, condición física deficiente.  Además, el consumo de tabaco también produce adicción a la nicotina; asimismo, su consumo a temprana edad ocasiona daños en el funcionamiento y desarrollo de los pulmones, lo cual atrofia el sistema respiratorio y los hace propensos a futuros problemas respiratorios, como bronquitis o cáncer al pulmón.

Si el ¿vicio? ya es dañino el mantener el consumo de tabaco, genera las siguientes consecuencias a largo plazo: enfermedades dentales, infertilidad e impotencia, pérdida de la audición, problemas en la vista, complicaciones con los vasos sanguíneos, y como ya es sabido, enfermedades crónicas pulmonares que limitan la capacidad física.

Finalmente, según un informe reciente del Director General de Salud “de cada tres fumadores jóvenes, solo uno logrará dejar de fumar y uno de los dos fumadores restantes morirá de causas relacionadas al tabaquismo”.