miércoles, 18 de septiembre de 2013

De duelo en una fiesta

El día de la fiesta de Marina, ella se levantó a las 6:30 de la mañana muy ansiosa. Fue directo a la cocina y con su madre, Estrella, pegaron un grito, pues habían esperado mucho ese día. Tomaron desayuno mientras hablaban de las actividades a desarrollar ese día. Inmediatamente después de desayunar partieron a recoger el vestido. Marina era la única hija de la familia del Mar, conformada por sus padres, Estrella y Ariel, Marina y sus hermanos gemelos menores: Patricio y Erick.

Esa mañana, Marina se sentía muy mareada a causa de sus nervios. Arenita, la que le confeccionó el vestido, se lo entregó y le dijo que iba a ser la quinceañera del año. Agradecida por el comentario vuelve a casa y espera la noche. Llegada la noche, empezaron a llegar los invitados con altas expectativas de la fiesta, ya eran las 11:30 p.m. cuando todos estaban aplaudiendo, pues Marina bajaba por las escaleras. Se veía muy resplandeciente y arreglada. Su gran sueño se estaba haciendo realidad y de la mejor manera. Después de la realización del protocolo, comenzó la verdadera fiesta. Todos la estaban pasando de maravilla bailando y cantando, cuando de pronto se apagaron todas las luces y se escuchó un disparo. Todos los invitados salieron de la casa corriendo y gritando a excepción de marina y su familia. La madre muy preocupada y nerviosa decide llamar a la policía mientras el padre sale a calmar a los invitados. A la media hora, dos policías llegaron rápidamente y empezaron a investigar, uno buscaba pistas y el otro anotaba lo que veía. Por otro lado, Marina solo podía pensar en lo que sus amigos dirían de su fiesta. Los policías bajaron escalera por escalera hasta llegar al sótano donde buscaban pistas, huellas, etc, pero se encontraron con algo mucho más grande, un cadáver.

En el horno donde cocinaban Pepe y Ramón los bocaditos para la fiesta, se encontraba un cuerpo muerto con una bala encajada en la frente. Llamaron a Estrella para que pudiera identificar al muerto. Sin embargo, lo único que lograron fue el desmayo de esta. El policía preocupado le dijo a Ariel que nadie moviera nada en el sótano, pues traería a más policías y fiscales para que lo ayudaran a encontrar más pistas. Se fue diciéndole que en diez minutos traería a tres patrullas. Pasada una hora, Ariel consternado decide llamar a la comisaría. Martha la administradora le pregunta con qué le podía ayudar y Ariel le explica la situación y que le prometieron tres patrullas y que ya había pasado una hora. Martha le dice que no había ningún expediente sobre su caso, ni siquiera registros de la llamada pero que ya le enviaba las tres patrullas. A las dos de la mañana, mientras Marina pensaba cómo disfrazar lo sucedido, tocan la puerta, eran las patrullas prometidas.

Mientras trataban de entenderse, se dan cuenta de que los policías no habían recibido la primera llamada de Ariel e inteligentemente Erick pregunta:

-          “¿Y entonces con quién hablaste la primera vez papá? ¿Y si nadie recibió tu llamada como se enteraron los otros dos policías que debían venir?


Los fiscales sabiamente y por experiencia sobre todo deciden correr hacia el lugar del crimen y cuando llegan, todas las pistas habían desaparecido incluyendo el cadáver. El policía Hagen se queda quieto al ver esto y dice a todos que han caído en la trampa. Los supuestos primeros dos policías se convirtieron en los principales sospechosos, pero sin pistas no podrían declararles culpables, ni siquiera podrían interrogarlos. Serían inocentes civiles ante la sociedad.


Camila Liendo
Loreana Moncada

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